domingo, 26 de febrero de 2012

Las (tara) Telenovelas





Dedicado para mi hermana
que gusta ver telenovelas.

     Comienza la semana y por las tardes la mayoría de las mujeres encienden el televisor para sintonizar su telenovela favorita. Ellas quedan fascinadas con las historias de amor que se representan. Historias que desbordan sentimientos encontrados, consiguen el interés de las féminas capitulo a capitulo, con el clásico y trillado argumento de la mujer desdichada que sufre todo tipo de humillaciones. Las telenovelas consiguen engancharlas a la pantalla, a través de esa simple, monótona y repetida historia de la cenicienta que se representa de muy diversas maneras.

Quiero decirles que durante cierto tiempo en mi infancia y adolescencia, solía ver este tipo de melodramas, hace ya bastantes años, capturaban mi atención de principio a fin, pero mi cosmovisión (les platicare sobre eso en otro escrito) ahora es mucho más amplia y más exigente con lo que veo y escucho. Las telenovelas suelen ser entretenidas, pero hay cosas más creativas y de mejor calidad. Es vez de ver una y otra vez la misma historia demasiada expresada y repetida.

Lo predomínate en la trama de las telenovelas es la historia de la cenicienta moderna que suele ser dócil, infeliz y sometida por fatalidades de la vida, suele resistir y vencer todo tipo de dificultades para tratar de abrigarse en los brazos de su príncipe azul. La cenicienta y su príncipe azul, al final terminan por vencer todas las desdichas que se les presentan para tratar de ser felices. (Y terminan con un maravilloso [clásico] final feliz.)

Para mi ese es el usual y recalcado argumento principal de cada telenovela. Que actualmente no solo emboba al público femenino, sino también ha ganado a un sector que estaba externo a ser televidente de este tipo de género televisivo, me refiero al de los hombres, que hasta ya suelen del mismo modo que las mujeres, “clavarse” en las telenovelas. Igual que un público infantil y adolescente, las telenovelas ha ganado terreno llegando a cualquier sector social. En ellas retratan la vida de los distintos estatus sociales que tiene México, dada la enorme desigualdad que predomina.

Sin embargo lo más notorio es el acercamiento inexistente de los de abajo (que son la mayoría de los mexicanos) y de los de arriba (que son un grupo muy reducido de de la población mexicana). Donde podemos ver el retrato de las familias adineradas y poderosas, que habitan en mansiones con servicio de mayordomos y un sinfín de lujos, que disfrutan de una vida opulenta y de buenos modales. Y que se relacionan por cuestiones del destino con la muchedumbre (los sufridos y sometidos), pudiendo ser algún hijo(a) ilegitimo o, por razones de amor se acercan dos mundos totalmente diferentes, entre otros argumentos suelen ser el tema central.

Lo cierto es que esto está lejos de ser el retrato verdadero de los mexicanos, dada las enormes diferencias económicas que calan en los bolsillos de la mayoría de los mexicanos, los prejuicios y las formas de discriminación que prevalecen.

A más de 50 años de telenovelas en México continúan teniendo un gran éxito (los niveles de audiencia lo demuestran). Entretienen y emboban las mentalidades de los mexicanos con sus melodramas monótonos y mediocres (igual que los vacíos programas de chismes).

¡La telebasura, digo, las telenovelas ha triunfado!



22 de Abril de 2009

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