lunes, 27 de febrero de 2012

Bienvenidos a nuestro infierno



“La vida siguió
como las cosas que no
tienen sentido” 
Joaquín sabina

Germani esa tarde jugaba con sus amigos en el parque. Germani una chica rubia de 8 años se divertía como cualquier día con sus compañeros de juego en el vecindario, corrían, se deslizaban y trepaban en los diferentes mecanismos de esparcimiento para niños del parque.


Todo era alegría y diversión esa tarde, entre travesuras y risas en los rostros de Germani, Graciela, Nubia, Alexandra, Rita, Yahaira, Eric (hermano de Germani) Mario y Oscar (que paseaba a su perro). En tanto las madres de los niños conversaban sentadas en los banquillas sobre asuntos hogareños: sobre comida, la educación de los hijos, la alimentación entre otras cosas, que correspondían a los padres.


A metros de ahí, donde se encontraba Germani y sus amigos, en la acera contigua al parque caminaba un sujeto con un andar misterioso que traía puesta una chamarra deportiva de color azul, caminaba y se detenía a mirar hacia a su espalda, de aspecto nervioso, se detuvo a mirar una camioneta de color negro que venia detrás de el. Él volteo a ver la camioneta y empezó a mover la cabeza de un lado hacia otro, y miró que la ventanilla del copiloto bajaba lentamente, hasta que distinguió un tipo que cargaba un arma en sus manos, entonces al ver eso, el tipo de la chamarra deportiva empezó a correr lo más fuerte que podía, en ese instante se empezaron a escuchar las primeras detonaciones. El sujeto que iba al lado del conductor del auto apuntaba hacia el sujeto de azul.

La madre de Germani y demás madres empezaron a gritar y a correr para proteger a sus hijos, que se encontraban a unos metros de ellas, las madres corrieron cono nunca en sus vidas lo habían hecho para ir a protegerlos. En tanto la madre de Germani observo que el sujeto que atacaban pasaba muy cerca donde se encontraba su hija que iba a recoger un disco con el que jugueteaba con otra niña.

El sujeto de chamarra deportiva detuvo su carrera, a determinación de las balas cayó derribado. El sujeto que le disparó descendió de la camioneta y le dio el tiro de gracia, en seguida subió rápidamente al vehículo y emprendieron la huida a toda velocidad.

Después de lo sucedido, las madres de los niños abrazaron a sus hijos y revisaron que estuvieran perfectamente bien. La madre de Germani le dijo a otra amiga que examinara a Mario ya que Germani se encontraba alejada de los demás infantes (ya que Germani había ido a recoger el disco que le arrojaron)

Al ir la madre de Germani al lugar donde se ubicaba la pequeña, vio que su hija no se levantaba como los demás niños que se habían derrumbado al suelo para protegerse de las balas a petición de las madres. La madre pensó lo más horrible al ver la situación que se encontraba Germani.

  Cuando logro acercarse a la niña vio que su blusa rosa se coloreaba de rojo, la pequeña sangraba del pecho, la madre empezó a gritar – ¡ayuda! mi hija necesita ayuda-. La madre se inclino en el pasto para observar la herida de Germani, la pequeña rubia empezó a toser delicadamente. En breves minutos la pequeña Germani dejo de existir.

En esta guerra contra el crimen organizado, cientos de inocentes han caído por las mordaces balas perdidas en los actos delictivos que ocurren día a día en nuestro país. En esta guerra que no se vislumbra el final, nos ensombrece a todos. Éste infierno.


(10/12/2009 )

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