domingo, 4 de marzo de 2012
Lagrimas saladas (verso)
El bello atardecer de Mazatlán (foto propia)
Todo fluye como un mar enardecido,
pasos apresurados
concuerdan con los del corazón,
Y el horizonte envilecido
En tanto una gaviota surca los aires
de manera sigilosa sobre la bahía,
mira las olas seducidas por el viento
las cuales reanudan sus pasos de bailes
A lo lejos un niño mira el atardecer
bello e hipnotizante,
de un solsticio de verano
con su rostro grácil e inocente
Y en segundos…
Los pelícanos de la bahía
se dispersan,
y una bala perdida
sesga la vida
Luego la gotas de una ola imprevista
empapan al cadáver y a una multitud,
el sonido del mar predomina
y el padre entre lamentos abraza a su hijo,
lagrimas saladas recorren sus mejillas
Los pelícanos y las gaviotas se pierden en el horizonte,
y la sangre de un inocente se une con la del mar
y miles más
entre las llanuras de la sierra, de la ciudad,
o una pequeña comunidad,
en esta guerra sin sentido,
estremecedora, repugnante e insoportable.
Todo fluye como un mar enardecido,
pasos apresurados,
concuerdan con los del corazón,
y el horizonte envilecido.
Enero de 2012
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